El diseño de este brazalete protagonizado por un pentagrama quiere honrar a este músico y compositor oscense, que dejó su imborrable huella en canciones tan conocidas como ‘Soy Minero’ y ‘Cocinero, cocinero’, que popularizó Antonio Molina en la película ‘Esa voz es una mina’, de 1955. Su prolífica carrera se inició en Huesca, donde recibió estudios musicales desde niño y donde tocó en la banda municipal, llegando a ser segundo organista de la catedral en 1921, con apenas 17 años. Tras ello se marchó a proseguir con sus estudios musicales —becado por la Diputación Provincial de Huesca— a Madrid, donde se estableció y desarrolló el resto de su andadura musical. En su carrera tuvieron una gran importancia las partituras que escribió para espectáculos teatrales, sobre todo haciendo la parte musical de multitud de obras de zarzuela.