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Como pasa con algunas bandas de rock, el Huesca y el Athletic Club juntaron sus caminos por primera vez de manera accidental. Fue en 1931, en el antiguo estadio del Real Madrid, en Chamartín de la Rosa. El Athletic y el Betis jugaban la final de Copa y antes, como entremés, se enfrentaban el Huesca y el Ciosvín de Vigo en la final de Copa de España de Aficionados.

En jerga musical, aquel entusiasta Huesca fue telonero del ya consolidado Athletic. Por algo se empieza. El Huesca era un equipo en crecimiento (perdimos aquella final) y el Athletic venció su partido conquistando el doblete (Liga y Copa). No en vano, jugaba la primera gran delantera histórica del Athletic (Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri II y Gorostiza).

El Huesca, como humilde aspirante que era, dio comienzo a una fase de crecimiento lento e irregular que le llevó hasta la Segunda División en 1950. En ese tiempo, el Athletic disfrutó de su segunda delantera histórica (Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza). Y fue precisamente uno de ellos, Rafael Iriondo, el protagonista de la segunda cita entre ambos clubes.
Fue en una liguilla de ascenso a Segunda División, en el año 1967. Iriondo entrenaba al filial del Athletic Club de Bilbao que visitó el campo de San Jorge entre enorme expectación. El resultado de aquel partido fue empate a cero. Y en la vuelta, en San Mamés, los cachorros vencieron 1-0. Al aspirante todavía le quedaba mucho por mejorar.
En aquel Bilbao Athletic destacaban algunos nombres: el portero, Juanjo Santamaría, que no pudo dar el salto al primer equipo por la presencia indiscutible de José Ángel Iríbar. Tuvo que irse a triufar al Racing de Santander y allí protagonizó un récord histórico. En el partido contra el Atlético de Madrid del 14 de marzo de 1976,transformó un penalti y se convirtió en el primer guardameta en marcar un gol en la Primera División.
También jugaba en aquel filial Félix Zubiaga, un delantero que llegó a ser máximo goleador del Athletic en la temporada 69-70 y que jugó un total de 131 partidos en el cuadro rojiblanco.

Pensemos que un centrocampista histórico de la Sociedad Deportiva Huesca Mikel Rico acumuló en sus piernas 176 partidos oficiales con el Athletic Club. Todo un registro. Indicador claro, también, de que el equipo oscense ha seguido su proceso imparable de acercamiento a los mejores.
Otro ex, Miguel Ángel Sola, que jugó 5 temporadas en el Athletic, vivió desde el banquillo el prólogo de los éxitos recientes. En la temporada 2005-06, el Huesca de Sola, con un agónico gol de Sestelo, certificó su permanencia en la categoría de bronce del fútbol español.
El Sola futbolista había ganado dos Ligas y una Copa con el Athletic, de la mano de Javier Clemente.

Y los caminos se volvieron a juntar en 2016. Antes de subir el penúltimo peldaño. Otra vez fue un duelo contra el filial, en Segunda División. Y en aquel equipo jugaba Álex Remiro (que sería el portero del Huesca en el primer ascenso a Primera), acompañado de Yeray ÁlvarezUnai LópezMikel VesgaÍñigo Córdoba y Asier Villalibre, que llegaron a ser habituales del primer equipo..

El trayecto estaba a punto de completarse. El Huesca pasaba de telonero a compartir la parte noble del cartel. De aspirante a protagonista. En 2018, el Huesca estaba en lo más alto y supo dejar su carta de presentación en la primera visita al Nuevo San Mamés, con el histórico gol de Chimy Ávila.

Fuente:
El Huesca. 100 años de fútbol (Tropo Editores, 2010)
Hemeroteca Diario del Altoaragón. (11-04-1910)

Fotografía:
Temporada 1966-67. Frente al Bilbao Atlhetic. Colección Javier Mendiara.

Vídeo:
LaLiga

 

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