La cita en El Toralín fue un duro golpe. Sin embargo, lejos de dejar dolida a la escuadra azulgrana, el equipo de Cuco Ziganda espera con ansia el siguiente enfrentamiento. Con poco tiempo para detenerse en la derrota, la SD Huesca se siente motivada y con ganas de demostrar en el siguiente partido en casa. El conjunto oscense, que no había probado el sabor de la derrota desde finales de septiembre, busca levantarse lo más rápido posible con un nuevo triunfo. Todo, ante una de las mayores canteras del panorama nacional. Un Villarreal B recién ascendido que quiere establecerse en la categoría de plata para seguir haciendo fuerte la base del club amarillo. Y de momento, el filial del submarino no lo puede estar haciendo mejor. Actualmente están situados en la zona media de la tabla, más cerca del play-off que de los puestos de descenso. Se trata de un equipo que propone, agresivo en ataque, ambicioso y de fútbol muy asociativo. Los dirigidos por Miguel Álvarez vienen de ganar al Real Oviedo en un duelo que se decidió en los últimos instantes con un gol de Mamadou Fall (2-1). Es un rival valiente, que busca con personalidad el área contraria. Además, no ha tenido problema en adaptarse a la categoría pese a ser una plantilla que no supera los 22 años de media. Uno de los motivos de sus buenos resultados es que se saben adaptar a las circunstancias de cada encuentro. 

«Lo están haciendo muy bien, dando buena imagen y buenas sensaciones, no solo en lo ofensivo sino también en lo defensivo se están ajustando mucho mejor. A partir de ahí, espero un partido muy igualado y con mucha exigencia por su parte, porque si algo tienen son piernas. No son la clásica idea de lo que es un filial”, contó Cuco Ziganda en la rueda de prensa previa a una batalla donde, se espera, que la SD Huesca encadene su séptimo partido invicto en El Alcoraz.

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