Para esta edición se construyó un nuevo estadio en el norte de París, el estadio de Saint Denis (el Stade de France), que se estableció como estadio nacional de Francia y desde entonces acoge los partidos de las selecciones tanto de fútbol como de rugby, además de albergar también competiciones de atletismo.

La participación española estuvo marcada por un mal inicio de campeonato con una derrota ante Nigeria por 3-2 —con un desgraciado gol en propia meta de Zubizarreta en el segundo gol de los africanos— que a la postre la dejaría eliminada en fase de grupos a pesar de golear a Bulgaria (6-1) en la última jornada, ya que ante Paraguay la selección española no pasó del empate a cero en el segundo partido de esta fase. Esta eliminación dejó casi sentenciado al seleccionador Javier Clemente, que fue destituido pocos meses después, tras perder contra Chipre en la fase de clasificación para la Eurocopa del año 2000.

Una de las revelaciones de este torneo fue la selección de Croacia, que llegó a ser tercera en su primera participación como país independiente, gracias a los goles de un Davor Suker que fue máximo goleador con 6 tantos. Para ello tuvieron que eliminar a Alemania en cuartos de final (0-3), pero cayeron ante la anfitriona en semifinales, no sin ponerles las cosas muy difíciles en un partido muy disputado, en el que el héroe fue el lateral Lilian Thuram, con un fantástico doblete en un choque que terminó con resultado de 2-1.

Otros partidos emocionantes en esta fase de eliminatorias fueron el Brasil-Dinamarca (3-2) y el Argentina-Holanda (1-2) de cuartos de final, pero sobre todo el que disputaron en Saint-Etienne Inglaterra y Argentina de octavos de final (2-2), con goles de Batistuta, Shearer, Owen y Zanetti, que se resolvió a favor de los argentinos en la tanda de penaltis y que estuvo marcado por la expulsión de David Beckham tras una patada a Simeone.

Todas estos cruces depararon una final Francia-Brasil. Una Francia que fue de menos a más en el torneo y consiguió meterse en la final contra el vigente campeón. El partido fue memorable en varios aspectos: con un Ronaldo mermado tras haber sufrido convulsiones en la previa del partido y por encima de todo, un Zidane estelar, que con un gol en el 27′ y otro en el tiempo añadido de la primera parte, asestó dos golpes a los brasileños de los que no se recuperarían. A pesar de jugar con 10 jugadores desde el 68′ por la expulsión de Marcel Desailly, Francia aguantó la acometida final de Brasil, llegando incluso a sentenciar definitivamente con otro tanto al contragolpe, esta vez de Emmanuel Petit. El pitido final sirvió como inicio de la celebración del primer título conquistado por la selección gala, que sólo en los Campos Elíseos congregó a más de un millón de personas.