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En 1949, se celebra en Huesca la fiesta de la Residencia Provincial, con la presencia de un invitado de excepción, el Atlético de Madrid, con su capitán a la cabeza, el internacional Aparicio. Como se puede imaginar, hubo enorme expectación. Ese amistoso demostró que el fútbol era capaz de movilizar a la ciudad.

No es casualidad que en la siguiente temporada el Huesca consiguiera el ascenso a Segunda División. Y precisamente ese ascenso trajo a la portería del Huesca a una de las más curiosas conexiones entre Huesca y Atleti: Enrique Garatea.
Hay otros lazos más simpáticos, como la campaña de abonados de 2006 protagonizada por una leyenda del Atlético de Madrid, Fernando Torres. O cruces más enrevesados, como los dos goles de otro 9 legendario colchonero, José Eulogio Gárate, nos marcó con el Eibar en la liguilla de ascenso a Segunda División.

Enrique Garatea era un portero alto y fuerte. Muy querido en Huesca.
Imaginemos lo que era la ciudad entonces, por primera vez en Segunda División. En la Nueva España lo describen de una forma simpática: «Si ahora viniese Ramiro II el Monje, no le quedaría tiempo de hacer su campana. Hablaría de Garatea y de Moreno, como el primero»

Como sucedió con Moreno, Garatea era un futbolista de primer nivel, pero en un mundo sin televisión, era difícil para los equipos grandes descubrir el talento. Garatea lo tenía y tuvo que demostrarlo al estilo de la época.
El Atlético de Madrid solicitó al Huesca probar al portero durante las vacaciones. Garatea tomó el primer tren a Madrid, se hospedó en el Hotel Internacional y realizó 3 pruebas.
La primera, un partidillo. La segunda, el bombardeo.
«El bombardeo fue horroroso», confesó el portero. Consistía en once balones disparados por once jugadores, en un ejercicio que duraba, aproximadamente, una hora. Garatea destacó la fuerza de los balonazos de Aparicio, que chutaba más fuerte que el mismísimo Ben Barek.
Como tercera prueba, un partido amistoso en Zaragoza, en el que jugó toda la segunda parte.

Enrique Garatea quedó satisfecho de su experiencia y, poco tiempo después, el Atlético consiguió su fichaje.
El Huesca, que le adeudaba 2.000 pesetas, intentó entregarle dicha cantidad. Pero Garatea sólo aceptó 500 pesetas y pidió al club que repartiera el resto en limosnas, a los que de verdad lo necesitaban.
Esa fue la última gran intervención en Huesca del guardameta de Sestao.

Fuente:
Libro «El Huesca. 100 años de fútbol» (Tropo Editores, 2010)
Hemeroteca del Diario del Altoaragón
Entrevista a Enrique Garatea (Nueva España, 16-6-1952) «Creo que le he gustado al Atlético de Madrid»

Fotografías:
Garatea despeja en un partido Real Zaragoza-U.D.Huesca en Torrero (Marín Chivite, Miguel)
Cromo Enrique Garatea (bdfutbol.com)

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