La historia de una peña ‘chingona’ de la SD Huesca

La relación entre un oscense, Edgar, y una mexicana, Paulina, es el origen de la nueva peña oficial Chingones Siempre Sin Reblar. La llegada de Ambriz a Huesca ha aumentado el interés en el club al otro lado del charco

La Sociedad Deportiva Huesca ya estaba en el corazón de México antes de la llegada de Nacho Ambriz a la capital altoaragonesa. La historia de una pareja, el oscense Edgar y la mexicana Paulina (ambos en la imagen), es el origen del nacimiento de una de las peñas internacionales del club azulgrana: Chingones Siempre Sin Reblar. “Mi hermana Paulina se fue a estudiar a Benasque y se terminó quedando en Huesca al casarse con Edgar. Juntos montan allí el Café Villa Campa, restaurante mexicano en la ciudad”, cuenta Mario Amieva, presidente de la nueva peña. “La relación con mi nuevo cuñado español se hizo más cercana porque a los dos nos gusta mucho el fútbol, teníamos ese punto en común”. Mario y Edgar crearon entonces un grupo de Whatsapp en el que poder comentar los partidos e intercambiar noticias sobre el Huesca. Este verano llegó una muy inesperada: la contratación de Nacho Ambriz. “Ha sido un boom que dirigiera en el extranjero. Se ha despertado mucho el interés en el Huesca aquí en México. Es una leyenda, un ídolo”, destaca. “El vínculo de nuestro país con España es muy estrecho, así que a partir de ahí nació la idea de crear una peña. ¿Por qué no llevar hasta ese punto nuestro gusto por la SD Huesca?”.

Mario recalca que la creación de esta nueva peña “no es de un día para otro, llevamos años con esto. El lema ‘Fieles Siempre, Sin Reblar’ encaja mucho en México: aquí no nos rajamos, entramos al quite. Por eso, lo mezclamos con el nombre de la peña: Chingones Siempre Sin Reblar. Alguien chingón es muy bueno en lo que hace, habilidoso. Es una de las palabras que más usamos”. El grupo de amigos de Mario empezó preguntándole “¿qué es eso del Huesca?”, hasta que poco a poco comenzaron a escuchar que ese Huesca subía a Primera División y competía contra los mejores equipos del mundo. Ahora tiene la oportunidad de que esta locura “no sea una moda. Sino que veas al equipo y empieces a conectar. Que tenga sentido decir ‘soy del Huesca desde la cuna’”.

Edgar, como todos los azulgranas, ha vuelto a El Alcoraz después de un año y medio sin poder acudir. Al otro lado del teléfono, Mario disfruta de forma virtual del estadio con una videollamada desde México que le multiplica las ganas de poder estar allí algún día. “Mi sobrino, socio de la peña con seis años, va con su camiseta del Huesca al estadio, grita y festeja. El fútbol es mucho más que la retransmisión de un partido. Cuando él sea mayor, recordará ir al campo con su padre y eso no se olvida”, comenta Mario ilusionado. Ahora, este abogado de profesión tiene el objetivo de conocer pronto El Alcoraz y volver a reunirse con su hermana y el resto de su familia española. “Son esas cosas que hay que hacer una vez en la vida. Huesca en mi familia es una ciudad que unió y que da posibilidades. Imagina un día poder ir con Edgar, mi sobrino y mi hijo al estadio, sería algo increíble”.

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