Dani Osanz: nacido para correr entre montañas

No reblar es encontrar tu vocación con 15 años.

No reblar es conseguir ser campeón mundial junior de kilómetro vertical.

No reblar es compaginar las horas de entreno con la carrera de medicina

Tenía 15 años cuando participó en su primera carrera por montaña. Y allí, en el esfuerzo de los metros acumulados, encontró algo parecido a la paz. Dani Osanz no sabe de mal de altura. De hecho, se siente más cómodo en el desnivel que en cualquier otro medio. No hay otra explicación para que solo cinco años después de debutar en aquella primera prueba, que tuvo lugar en Sabiñánigo, se proclamara Campeón de la Copa Del Mundo de Kilómetro Vertical. “La primera vez que participé en una carrera de montaña encontré ya no solo un deporte que me gustara, sino mucho más, algo en lo que podía darlo todo y disfrutar”, asegura este joven jacetano de 21 años.

Y mientras el resto de adolescentes buscaban su lugar en el mundo, él acumulaba kilómetros, ganaba y depuraba técnica, pasando de promesa a realidad y familiarizándose con la competición al máximo nivel. “Desde 2019, con la victoria en la Copa del Mundo, es verdad que ha cambiado algo la presión. Pasa de ir a ganar, a no perder, porque todo el mundo te quiere ganar a ti. Es más difícil gestionarlo, pero poco a poco y con cabeza”, dice, y esquiva la idea de que puede ser el sucesor de Luis Alberto Hernando. “Ojalá pudiera llegar a conseguir todo lo que él ha hecho. Cinco títulos de Campeón del Mundo Absoluto. Eso es algo increíble”.

A la hora de buscar el germen de su increíble capacidad, asegura que no es algo heredado. “A mi padre siempre le ha gustado el ciclismo, pero fuera de competición. De hecho, cuando toda la familia nos trasladamos a Jaca, empecé a entrenar a hockey hielo, porque era lo más popular aquí, pero vi que no era lo mío. Después me apunté a un grupo de Jaca de atletismo con personas de todas las edades, y fue a partir de allí es como me introduje en las carreras por montaña”, asegura.

No obstante, las condiciones físicas que presenta también su hermano menor, Álvaro, hacen dudar que no sea algo genético. “Es muy joven todavía, y acaba de dar un tremendo cambio físico, porque ha crecido casi treinta centímetros. Todavía tiene que adaptarse a ello, pero la verdad es que está mejorando mucho y ya volvemos picados de los entrenamientos”, bromea el mayor.

Un intenso ritmo de entrenamientos, imprescindible para mantenerse en la élite, que compagina nada más y nada menos que con el estudio de la carrera de medicina en Zaragoza. “Hasta el jueves estoy en Zaragoza, luego ya me subo a Jaca, donde es más sencillo entrenar. Tengo clase de ocho de la mañana a tres de la tarde. Intento hacer un entreno por la mañana, a partir de las seis y media, un rodaje para ir sumando kilómetros, y luego por la tarde a partir de las siete, ya más específico cada día”, explica el corredor, que aprovecha los fines de semana en Jaca para las sesiones más duras, al acompañarle en entorno.

Un trabajo que va dando sus frutos después de unos meses duros tras la época de confinamiento. Acostumbrado a vivir al aire libre, fue duro volver a coger la forma. “Aproveché esos meses para estudiar, ya que pensaba que me iba a recuperar mejor físicamente. Desde julio hasta aquí ha sido complicado, porque he ido más lento de lo que pensaba. Entrenaba, pero al final lo que más te mejora es la competición, que te da un plus”, argumenta, refiriéndose a que la pandemia modificó drásticamente el calendario, especialmente en el plano internacional.

Carles IturbePHOTO-2021-04-04-15-55-572

La próxima cita que marca en él es el fin de semana del 1 y 2 de mayo, con el campeonato de España, en el que buscará conseguir la clasificación para los mundiales. Lo hace reforzado, tras conseguir batir en este mes de abril el récord de la Pujada a Coll de Pal, que se mantenía desde 1988. “Estoy muy contento, después de unos meses bastante duros, ha sido importante volverme a encontrar”, dice.

Por eso, con el impulso de ver como las sensaciones vuelven a ser positivas, sigue recorriendo los parajes del Pirineo, demostrando una vez más que se trata de una tierra de campeones.